Metabolismo de proteínas: El papel principal del hígado es descomponer la proteína dietética en diversas sustancias, incluyendo aminoácidos, esenciales para que el cuerpo construya tejido muscular. Sin este proceso esencial, al cuerpo le faltarían los elementos fundamentales necesarios para la formación muscular.
IGF-1 hepático factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF-1): El IGF-1 se considera la sustancia más anabólica en el cuerpo humano. Cuando la glándula pituitaria libera hormona de crecimiento, desencadena la producción de IGF-1 en el hígado, una hormona esencial para el crecimiento y desarrollo de las células, especialmente en músculo y hueso. El IGF-1 juega un papel fundamental en el desarrollo y reparación muscular, estimulando la síntesis de proteínas y promoviendo el crecimiento de células satélites. Estas células son vitales para la reparación muscular después de daños como micro-desgarros por entrenamiento de resistencia. Un hígado saludable es esencial para la producción de IGF-1. Una función hepática comprometida podría obstaculizar la producción adecuada de IGF-1 en respuesta a la estimulación de la hormona de crecimiento, afectando el crecimiento y la reparación muscular. Un hígado comprometido limita el crecimiento muscular y afecta negativamente el rendimiento atlético.
Producción de energía: El hígado es fundamental en la regulación de los niveles de glucosa en sangre. Almacena el exceso de glucosa como glucógeno. Durante el ejercicio riguroso o entre comidas, el hígado convierte este glucógeno almacenado de nuevo en glucosa para estabilizar los niveles de energía. Esta energía es esencial para las contracciones musculares durante los entrenamientos, ayudando en el crecimiento muscular.
Conversión de amoníaco: Durante el metabolismo de las proteínas, el cuerpo produce amoníaco. Niveles altos de amoníaco pueden ser perjudiciales. El hígado juega un papel crucial en la conversión del amoníaco en urea, que el cuerpo elimina a través de la orina. Esta conversión es vital para mantener un equilibrio de nitrógeno, respaldando la salud general y la funcionalidad muscular.
Almacenamiento de vitaminas y minerales: El hígado almacena diversas vitaminas y minerales, esenciales para muchas funciones corporales, incluido el crecimiento muscular y los procesos de recuperación. Es esencial notar que, incluso con suplementos dietéticos adecuados, sin un hígado saludable, estos no pueden ser completamente utilizados. Por lo tanto, se podría experimentar una deficiencia de vitaminas incluso con una dieta impecable.
Regulación hormonal: El hígado participa en el metabolismo de varias hormonas como la insulina, la hormona de crecimiento y el cortisol. Estas hormonas son fundamentales en el crecimiento y reparación muscular. La insulina, por ejemplo, ayuda en el transporte de glucosa y aminoácidos a las células musculares, fomentando el crecimiento y la recuperación.
Ecología: Las áreas urbanas, especialmente con ecología comprometida, pueden impactar negativamente en la salud, incluida la función hepática:
1. Contaminación del aire: La exposición a largo plazo a la contaminación del aire podría causar respuestas inflamatorias crónicas. Dado que el hígado es el principal órgano de desintoxicación, se esfuerza por filtrar estos contaminantes, lo que podría llevar a la inflamación y cicatrización con el tiempo.
2. Toxinas y metales pesados: Las áreas urbanas suelen contener niveles elevados de toxinas y metales pesados debido a la contaminación industrial. Estas toxinas podrían acumularse en el cuerpo, dañando el hígado. La exposición prolongada a sustancias como el arsénico, el plomo y el mercurio puede resultar en enfermedades hepáticas.
3. Niveles de estrés aumentados: Las áreas urbanas pueden ser inducidas de estrés debido a la contaminación acústica, la congestión y el ritmo acelerado de vida. El estrés persistente puede llevar a hábitos perjudiciales como el consumo excesivo de alcohol y patrones de alimentación poco saludables.
4. Malas elecciones dietéticas: Los entornos urbanos a menudo tienen comidas rápidas y cómodas fácilmente disponibles en lugar de opciones frescas y nutritivas. Una dieta rica en productos procesados, grasas trans y azúcares puede resultar en obesidad, un precursor de la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
5. Menos espacio verde: Numerosos estudios demuestran que el contacto con la naturaleza ofrece varios beneficios para la salud, incluida la reducción del estrés. La escasez de espacios verdes en las ciudades podría elevar los niveles de estrés, afectando indirectamente la salud hepática.